Mi hija chupa mi polla y pide que llene su chocho de semen. Mi hija es una fiera en la cama, nunca he estado con una chica a la que le guste tanto follar.
La hijastra, es una bella jovencita que se ha convertido en la fuente de mi deseo, se acercó a mi con un brillo lujurioso en sus ojos, sus labios rojos y carnosos se abrieron lentamente para revelar su petición indecente. «Papá», susurró, «¿Puedo chupar tu polla?» Su solicitud me tomó por sorpresa, y sin pensarlo, mi miembro se erigió inmediatamente en respuesta a la idea.
Estaba paralizado por la tentación que se presentaba ante mí, la combinación de la inocencia de su cara y la perversión en su tono de voz. Con la timidez de una virgen que descubre el placer por primera vez, se agachó delante de mi, tomando mi polla en sus manos suaves y experimentales.
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Comenzó a acariciarme suavemente, su piel suave deslizándose por mi piel caliente y húmeda. Sus ojos se cerraron y se acercó, su aliento caliente acariciando mi glande. Su boca se abrió lentamente, y en un movimiento lleno de ansiedad, envolvió mi polla en la humedad de su boca.
Empecé a jadear suavemente, mis manos aferrándose a su cabello, guiando sus movimientos a medida que se acomodaba a mi tamaño. Sus labios se movían en un ritmo constante, creando una sensación que era a la vez delicada y apremiante. Su lengua se enrolló alrededor de mi miembro, trazando patrones intrincados que me hicieron estremecer de placer.
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Sentí su garganta ajustarse alrededor de mi polla, tomando cada centímetro que podía, y lamiendo mi preciado semen que empezaba a gotear. Sus manos se movían por mi muslo, acariciando mi piel, a la par que sus ademanes se volvían cada vez más enérgicos.
Su entusiasmo era evidente, su saliva bajando por mi polla, mojando su cara, y sus gemidos de placer se hicieron cada vez más fuertes a medida que mi excitación crecía. Su respiración se aceleró, y sus ojos se abrieron para ver mi reacción, buscando mi aprobación. «Papá, por favor», dijo entre jadeos, «llena mi chocho de semen».
Sus ojos me miraban con una súplica que no podía negar. La levanté suavemente, acercando mi polla a su coño húmedo y deseoso. Sin preámbulos, la penetré, llenando su abertura caliente con mi polla, cada pulgada de mi miembro deslizándose en su interior.
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Ella se retorcía de placer, sus uñas se hundían en mi espalda, instigando a que la follara con más intensidad. Comencé a empujar, cada embestida haciéndola gemir y jadear, y pronto nuestros ritmos se sincronizaron. Ella se vino en mi, sus músculos vaginales apretando mi polla, y yo supe que era el momento.
Con un rugido primal, llené su chocho de semen, viendo sus ojos llenos de satisfacción y deseo. Nos fundimos en un abrazo lleno de aliento, saboreando la decadencia de nuestro acto prohibido, sabiéndolo era solo el comienzo de una aventura sin fin de placer y lujuria.
La puta a este ritmo me va a dejar seco. Se nos ocurrió filmar un video sexo y creo que resultó un buen video porno casero de incesto.
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